Las ciudades tienen que ser capaces de diseñar su propia transformación; una transformación que, además de estos tres ejes vertebradores no debe olvidarse de otras cuestiones emergentes, como los procesos de renovación urbana, la movilidad, la calidad ambiental y la salud, la adecuada gestión del agua y los residuos, la integración social y, en definitiva, la sostenibilidad.
El modelo actual de desarrollo urbano de nuestro país apuesta por “crecer menos para crecer mejor”, centrándose en la rehabilitación y el reciclaje urbano como principales instrumentos de transformación de la ciudad; convirtiendo nuestras ciudades en ciudades compactas, razonablemente densas, complejas, variadas, donde se potencie la proximidad frente a la accesibilidad para conseguir, en definitiva, ciudades sostenibles.
Y en este contexto, a los Gobiernos Locales nos corresponde tener un enfoque más genérico e integrado en el diseño de las políticas locales que armonicen los objetivos ambientales, sociales, culturales y económicos.
El necesario concurso de las ciudades
Los compromisos adquiridos por nuestro país en las Cumbres de París y Marrakech no podrán materializarse sin el concurso de las ciudades. Y no sólo aquí: las estrategias mundiales de desarrollo sostenible sólo tendrán éxito si las ciudades son las protagonistas. Porque las ciudades constituyen, sin duda, la principal riqueza de las sociedades modernas, ya que es en ellas donde se concentran elevadas proporciones de recursos humanos y de capital que representan la mayor parte de su potencial de desarrollo.
Será en las áreas urbanas donde se produzcan los cambios más importantes para afrontar los retos a los que se enfrentan los territorios, sus ciudadanos y, sobre todo, sus gestores locales.
Y aunque sean los protagonistas, los Gobiernos Locales no deben ser los únicos actores en estos procesos de cambio. Es necesario alcanzar un gran pacto en todos los niveles, ya que las inversiones necesarias para esta transformación superan nuestra capacidad. Y todo ello con la participación vital de la ciudadanía, realizando un esfuerzo adicional en la educación y concienciación ciudadana.
En la FEMP lo sabemos. Y ya en las Resoluciones de Medio Ambiente, aprobadas en el último Pleno de la FEMP en septiembre de 2015, se apuesta decididamente por el fomento y desarrollo de estrategias integradas de desarrollo urbano sostenible en los Gobiernos Locales españoles.
Para conseguir este objetivo, la FEMP cuenta con dos herramientas principales: la Red Española de Ciudades por el Clima y la Red de Gobiernos Locales +Biodiversidad, redes ambas que aglutinan a las Entidades Locales para impulsar una economía baja en carbono y la protección de la biodiversidad.
Aunque la expresión esté ya muy manida no deja de perder vigencia y actualidad ahora más que nunca: el municipio es el gobierno más cercano al ciudadano, y en él hay que apoyarse para desarrollar actuaciones locales que permitan alcanzar los retos y los compromisos que se avecinan, asumiendo el protagonismo local en políticas de desarrollo, cohesión y sostenibilidad.
Porque la ciudad es cambiante, está viva y cuenta con una gran capacidad de adaptación a los cambios sociales, políticos y económicos. Las ciudades deben tener un papel protagonista en la definición, planificación y ejecución de las políticas locales de sostenibilidad.
Porque todo ocurre en las ciudades y porque la respuesta es verde en lo local.