Las altas temperaturas que se registran en España desde primeros de junio han puesto en máxima alerta a todos los organismos involucrados en la lucha contra los incendios forestales. Las previsiones climáticas no son muy optimistas pues según los datos facilitados por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), los últimos meses han registrado temperaturas más altas en comparación con la media histórica.
Los datos de febrero, marzo y abril, con incrementos de más de medio grado, un grado y dos grados, respectivamente, son muy significativos. Un ejemplo concreto son los 39,8 grados centígrados registrados en Zamora a mediados de junio, que se han convertido en la temperatura máxima más elevada jamás vivida en esta ciudad desde que se tienen registros, es decir, desde el año 1920.
Además, según el Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales, hasta el pasado 31 de mayo, la superficie forestal quemada ascendió a 38.200 hectáreas (en 6.119 incendios), una cifra que se sitúa por encima de la media de la última década, aunque lejos de los años con más siniestros registrados.
En consecuencia, teniendo en cuenta estas previsiones que anuncian altas temperaturas y pocas lluvias, con un significativo déficit hídrico acumulado a lo largo de los primeros meses del año, desde los Ministerios del Interior y de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama) se insiste en que la prevención es la mejor política para evitar incendios, a la vez que piden el máximo esfuerzo de coordinación entre Administraciones. “La coordinación y la colaboración entre todas las autoridades competentes es la garantía del éxito ante un siniestro”, sostiene la ministra Isabel García Tejerina.
Fuegos provocados
También reclaman el compromiso de toda la sociedad en la lucha contra los incendios forestales, “ya que suponen la pérdida de un patrimonio común, que estamos obligados a conservar para las generaciones futuras”, y piden a los ciudadanos que extremen la precaución cuando disfruten del medio ambiente, “pues más del 95% de los incendios forestales se producen por la acción humana”.
El Estado complementa la acción que corresponde a las Comunidades Autónomas en virtud de sus competencias en Protección Civil y gestión forestal, aportando medios de titularidad estatal y facilitando la incorporación de medios de otras Administraciones, así como la ayuda internacional, cuando ésta resulte necesaria.
Para ello, en el ámbito europeo, Protección Civil participa todas las semanas, desde el 15 de junio y hasta el 31 de octubre, en una videoconferencia coordinada por el Centro Europeo de Respuesta y Coordinación (ERCC) junto a países del arco mediterráneo (Francia, Portugal, Italia, Grecia, y Croacia) para realizar un seguimiento de la temporada de incendios en esta zona.
Este verano, la Administración Central ha organizado un dispositivo similar al de años anteriores, reforzado con dos aviones más de Comunicaciones y Observación (ACO), en total cuatro, y nuevas herramientas tecnológicas como cuatro vehículos aéreos no tripulados de refuerzo (drones) para uso nocturno posicionados en León, Zaragoza, Cáceres y Albacete.
Otra novedad es el sistema informático Hermes, que el Mapama ha incorporado al dispositivo para mejorar la gestión de los medios globalmente. Este sistema permite tener localizados y a la vista todos los medios aéreos de extinción que trabajan en el mismo momento, tanto los propios como los de las Comunidades Autónomas.
También, la Guardia Civil tiene previsto llevar a cabo investigaciones más cualificadas y más vigilancia en las zonas sensibles. Para ello, el Seprona, que destinará 4.500 agentes a la campaña de verano, ha incorporado en su “enfrentamiento” al fuego a su grupo de elite, la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente (UCOMA), para investigar los incendios especiales, es decir lo que son intencionados. El objetivo es claro: que ningún de ellos quede impune.