A la jornada, que se celebró en Madrid, asistieron más de un centenar de expertos y responsables políticos de los Gobiernos Locales que integran la Red.
Fue inaugurada por la Directora General de Calidad y Evaluación Ambiental y Medio Natural, Guillermina Yanguas, y la Directora General de Políticas Locales de la FEMP, Trinidad Yera. Ambas destacaron la importancia de la coordinación a todos los niveles en la gestión de esta problemática para ser más eficaces, aprovechar mejor los recursos disponibles y centrar los esfuerzos en las labores de prevención, porque es más rentable que el tratamiento y la erradicación.
Durante el encuentro se pusieron de manifiesto los riesgos que entraña para el medio ambiente y la conservación de la biodiversidad la proliferación de estas especies y el papel de los Ayuntamientos para prevenir su expansión mediante campañas de educación ambiental y sensibilización entre los ciudadanos que en muchos casos “no son conscientes de poseer una especia invasora que introducen en el medio sin sospechar el daño y el impacto negativo que están generando”, como señaló Trinidad Yera.
Por su parte, Guillermina Yanguas destacó la importancia de dar a conocer los daños que causan estas especies a nuestra biodiversidad y la importancia de desarrollar también intervenciones en los entornos urbanos.
Los participantes en la jornada constataron que en los últimos años se ha producido un incremento de las especies invasoras en nuestro país por la globalización del comercio, especialmente el de Internet.
También coincidieron en destacar que la implicación de los Gobiernos Locales en la gestión de estos asuntos es esencial por tres motivos: las ciudades son la puerta de entrada de este tipo de especies, el aumento de la población en el medio urbano y el gran impacto ecológico y económico en las ciudades.
Segunda causa de pérdida de biodiversidad
Luis Mariano González, Subdirector General de Medio Natural, inició la jornada con una exposición general sobre los problemas que generan las especies invasoras, que se han convertido ya en la segunda causa de pérdida de biodiversidad en el mundo. La situación es preocupante en Europa, donde se han registrado 12.246 especies invasoras, según el informe DAISIE (Delivering Alien Invasives Species) de 2012, con un coste económico de alrededor de 12.500 millones de euros y un impacto considerable sobre los ecosistemas y el hábitat natural. Estos efectos en España tienen una dimensión importante, porque nuestro país sigue siendo el que tiene el índice de biodiversidad más alto de Europa, al contar con el mayor número de especies endémicas, de especies de aves, mamíferos y reptiles, así como la mayor cantidad de tipos de hábitats reconocidos como de “alto interés” por la Unión Europea.
Las especies invasoras se introducen en España a través de varias vías: el comercio de mascotas y animales de compañía (gato asilvestrado, galápago de Florida, rana toro); la acuarofilia (caracol manzana); la jardinería (jacinto de agua, hierba de la Pampa); la ganadería (visón, coypú); la pesca deportiva (siluro, lubina negra, mejillón cebra), y el transporte de mercancías (picudo rojo, mosquito tigre, avispa asiática).
Muchas de estas especies están creando problemas graves en algunas zonas de España. Desde los gatos salvajes que amenazan al lagarto gigante de El Hierro, entre otras especies (el asilvestramiento de animales de compañía provoca el 14% de las extinciones de especies en el mundo), hasta el caracol manzana que está causando estragos en las cosechas de arroz de el Delta del Ebro desde que se escaparon de un acuario en 2010.
Otra especie invasora agresiva es el Jacinto de agua que se extiende en poco tiempo sobre las superficies de las aguas ocultando la luz y, por tanto, provocando la disminución del oxígeno. Luchar contra esta plaga cuesta al Estado más de 24 millones de euros. También la uña de gato, procedente de Sudáfrica, que tiende a formar una extensa alfombra muy rápidamente y ahoga a la vegetación autóctona. El coste de su erradicación es de aproximadamente un euro por metro cuadrado.
De entre los mamíferos, son conocidos los efectos de los visones americanos escapados de las granjas de cría, que poco a poco han ido extendiéndose por amplias zonas de la zona norte de España, llegando a poner en peligro al visón europeo la nutria, la rata de agua o el desmán ibérico. También el coypú, un roedor que provoca grandes daños en las infraestructuras y las riberas de los ríos.
Precisamente en nuestros ríos es donde se ha producido una transformación mayor por la presencia de especies invasoras. El siluro y la lubina negra han mermado extremadamente las especies autóctonas y, además, han contribuido a cambiar las modalidades de pesca tradicionales en España.
Del mismo modo, el picudo rojo, que afecta en España a más de 50.000 palmeras, está ocasionando unos gastos superiores a los 49 millones de euros, o la rana toro, procedente de Suramérica, que está infectando un hongo letal a los anfibios autóctonos.
Al riesgo de pérdida de biodiversidad y a los costes económicos hay que añadir los riesgos para la salud. La mayoría de las especias anteriormente citadas tienen un peligro potencial para la salud, porque son portadores de virus, hongos y nematodos que afectan a numerosas especies, incluso al hombre. El caso que más alarma social está creando últimamente es el de mosquito tigre, un díptero originario del sureste asiático, que transmite enfermedades como el chikungunya y el dengue.
La jornada se completó con una mesa redonda sobre el papel de los municipios en la prevención y control de especies invasoras, a cargo de expertos del Ayuntamiento de Zaragoza, y se analizaron varios casos de estudio y ejemplos prácticos sobre jardinería, el control de la cotorra argentina y el mosquito tigre en Barcelona y el control de comercio de mascotas en la Comunidad Valenciana.