Hay que revertir y volver a apostar por la Ley de Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, de 2006, invertir en las carteras de servicios, ayudar a las Comunidades Autónomas a mejorar la atención y sus tiempos de evaluación, de espera y de asignación de recursos.
El IMSERSO apuesta por la prevención y la promoción de la salud de las personas mayores. La Directora General de este organismo, Carmen Orte, lo tiene claro, porque no es sólo una cuestión asistencia, también lo es de prevención. Por eso hay una Estrategia en marcha.
La Estrategia Nacional de Personas Mayores para un Envejecimiento Activo y para su buen trato 2018-2021 pone el acento en varios aspectos o líneas de actuación muy concretas. Explíquenos algunas…
En primer lugar, la igualdad de oportunidades. Si un niño o un adolescente tienen derecho a la educación, .por qué una persona mayor no puede tenerla? También para el trabajo. A partir de cierta edad parece que ya no es adecuado trabajar y no hable más de las personas que se quedan sin trabajo a los cuarenta o cincuenta y tantos años. Si ya no tienen trabajo a esa edad, .en qué condiciones van a llegar a la jubilación, si no han cotizado? Pero no sólo eso, también en el acceso a la vivienda, toda la parte cognitiva, la actividad social… Es decir, la igualdad de oportunidades tiene muchas líneas y en todas ellas tiene que estar garantizada, porque el hecho de llegar a la jubilación no debería significar la pérdida de derechos.
Esto implica la participación de las personas mayores en la sociedad…
Claro, es otra de las líneas de trabajo. Participar significa tener hueco en la sociedad. Está bien querer hacer algo de voluntariado o llamar para ofrecer colaboración en alguna otra actividad, pero eso no basta. Se trata de participar en la toma de decisiones en los contextos en los que habitualmente se toman, a nivel municipal, autonómico, estatal… en todas las organizaciones que intervienen en la sociedad. Tenemos que crearles un hueco y permitirles un proceso participativo, en el que puedan opinar o votar como cualquier otro ciudadano.
Y el entorno familiar…
Este es uno de los temas prioritarios. Durante muchos años, hemos tomado las decisiones por nuestros mayores, “yo soy tu hija y a ti te llevo a una residencia, te guste o no te guste”. Si has tenido un trabajo, si tienes una pensión, tendrás derecho a decidir dónde quieres estar. El problema es que esa toma de decisión es limitada si la persona no tiene, por ejemplo, la posibilidad de quedarse en casa o ésta no reúne las condiciones necesarias para que se quede. El tema de la vivienda, por tanto, es prioritario. Poder vivir en tu casa. Pero eso requiere tener servicios cercanos, plataformas de redes sociales o ayudas para que puedan hacer obras de adaptación en la vivienda. Porque, al fin y al cabo, cuesta lo mismo o parecido invertir en una plaza en una residencia que invertir en su casa. Y dónde va a estar mejor una persona, pues en su casa, sobre todo si eso es lo que quiere, claro.
La estrategia también pone el acento en la protección y la seguridad. ¿En qué sentido?
Las personas mayores so n carne de estafa. Están expuestas a engaños y a otros riesgos porque son vulnerables y tienen menos posibilidades de defenderse. Por eso, el tema de la seguridad es importante también en la Estrategia.
Como también lo es el tema del abuso, aunque éste lo provoque el cansancio de las personas que cuidan de los mayores, que muchas veces son de la propia familia, pero con otro tipo de ocupaciones y preocupaciones. No es justificable, pero si no hay ayudas y no se da respiro a los cuidadores, las posibilidades de que se produzca maltrato son más altas, porque no hay capacidad de respuesta.
Este es un enfoque, como lo es la formación de profesionales o la posibilidad de poner a la persona mayor en manos de gente cualificada para tratar determinadas enfermedades, como la demencia o el Alzheimer. Todo ese proceso de formación, de dar un respiro a los cuidadores, es una línea de trabajo fundamental. Y vigilar también, claro, los maltratos en las residencias, centros de día o en casa; que no se abuse financieramente de ellos, porque es un problema que provoca inseguridad y las posibilidades de no sobrevivir a sus consecuencias son muy elevadas, ya que no pueden quejarse. La Administración tiene que velar por eso y disponer de mecanismos de detección de esas situaciones y solucionarlas. No vale con tener solo un plan contra los malos tratos, hace falta además implementar medidas de formación, de prevención, de detección.
Y no olvidemos de la seguridad jurídica de nuestros mayores en todos los ámbitos porque, como decíamos antes, las posibilidades de ser engañados son muy elevadas. Hay que implementar sistemas para garantizar esa seguridad
Y unas pensiones dignas, ¿no es así?
Esto es “sí o sí” y habrá que sacarlo de los presupuestos, de las cotizaciones o de dónde sea. Las pensiones dignas son necesarias, porque qué podemos hacer sin eso. Dónde va a ir las personas si no tienen eso, a ninguna parte, a una vida indigna, como en muchos países del Tercer Mundo. Las pensiones hay que pactarlas, hay que reactivar el Pacto de Toledo.
¿En qué medida la potenciación de la especialidad geriátrica ayudaría a un envejecimiento activo?
Queremos instar a la creación de más unidades de geriatría, con más especialistas. Necesitamos especialistas en la comprensión del envejecimiento, que no siempre está en manos de los médicos generalistas. No digo que no sepan hacerlo, sino que lo harían mejor. Hay que apostar, por tanto, por las unidades de geriatría y gerontología.
¿Qué otros aspectos de actuación recoge la estrategia?
Hay una línea de actuación transversal trascendental y muy positiva, que viene a ser la clave del trabajo de los que nos movemos en este ámbito. Me refiero a la prevención. Debemos plantearnos el cuidado en la alimentación, en la actividad física, en nuestras relaciones con los demás, en la toma de decisiones, en alejarnos de lo que nos hace daño. Con ese patrimonio podemos contribuir a afrontar y mejorar los efectos del envejecimiento y eso lo podemos empezar a trabajar desde muy pronto. Realmente, la promoción de la autonomía es básica porque eso supone saber administrar nuestro patrimonio genético y saber manejar el patrimonio aprendido. El objetivo es alejar la dependencia de nuestro horizonte de vida, sino para siempre, sí el máximo posible. La detección precoz de cualquier dolencia o enfermedad es fundamental. Nuestro papel, por tanto, es contribuir a ese aprendizaje.
¿Al final, todas estas líneas de actuación van conectadas?
Así es, porque si los jóvenes no tienen buenos contratos no van a poder cotizar lo suficiente para asegurarse un buen futuro. Si quieres que la gente viva en su casa, no dejes que el lazo entre las familias se rompa, ayudémoslas a que permanezcan juntas. Si queremos que la gente esté relacionada y participe, dale la posibilidad de hacerlo.
Hablamos de un nuevo enfoque de las políticas, entonces
Justamente. Se trata de potenciar la educación para mayores, que se interesen por estudiar, por hacer ejercicio, por realizar actividades culturales… toda la clave está ahí. Pero, claro, tienes que tener también servicios de salud, gente preparada para trabajar el proceso de envejecimiento. Como hay una parte de patrimonio personal muy importante, que si no lo tiene hay que dárselo. En definitiva, se trata de cambiar no tanto los recursos –este país está bien dotado en términos generalísimos la manera de acceder a ellos, la manera de entender el proceso de envejecimiento.
¿Y en todo esto, qué papel juega el mundo local, los municipios?
Un papel total. Yo lo veo todo desde lo local. Las estrategias se pueden hacer a nivel nacional, pero sólo se pueden ejecutar a nivel local y para ello tenemos que contar con nuestros “compañeros naturales”, las Comunidades Autónomas y la FEMP, para poder llegar a los municipios más pequeños. Porque desde el municipio más pequeño puedes ligar todas las facetas de actuación, la salud, la social, la cultural, la del propio conocimiento de lo que le ocurre a la vecina o vecino del pueblo. Ahí es donde hay que invertir.
Hay que ver la Estrategia desde arriba, pero coordinada y consensuada con las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. Y la FEMP es nuestro aliado natural.
¿Se envejece bien en España?
Se envejece muy bien. Somos el segundo país del mundo en población envejecida. Y se envejece todavía mejor en algunas Comunidades Autónomas que están entre un 21 y un 22%, por encima de la media nacional del 18%. Aunque claro, el hecho de que se tenga una población por encima de los 65 años muy abundante, de octogenarios e incluso de centenarios, obliga a darles un apoyo en muchas cosas y darles recursos, por eso es importante la Estrategia.
Tenemos que volver apostar por esa Ley de Dependencia que creamos en 2006 y revertir el retroceso que se produjo en su aplicación en el ano 2012, por los recortes. Hay que retomar esa Ley.
¿Qué les dice a las personas que ya tienen o se aproximan a los 60 años?
Que planifiquen su vida, esos veinte o veinticinco años que todavía tienen por delante. Que se pregunten .qué vas a hacer con tu herencia, si quieres viajar, a donde quieres ir, si quieres estudiar o hacer voluntariado…? Hay que luchar por ello y si es necesario reivindicarlo a la Administración. La gente tiene que saber que puede modificar su proceso de envejecimiento, que puede intervenir en él. La genética puede marcar un destino, pero se pueden mejorar sus efectos.