La FEMP también se sumó a la conmemoración del 9 de mayo, la efeméride que recuerda la fecha en la que Robert Schuman, presentó su propuesta de una Europa organizada que conviviese en paz; esa propuesta, la Declaración Schuman, fue la base para la creación de la actual Unión Europea. Los actos conmemorativos celebrados en todo el continente vinieron a subrayar la idea de que esta fecha, el 9 de mayo, es tan representativa de la Unión como pueden serlo su himno, su bandera o su moneda única.
Más de 200 actos en España
La FEMP se sumó al Día de Europa desde su página web, donde un banner lució a lo largo de la jornada y en jornadas anteriores. En España se organizaron numerosas actividades en todo el territorio, algunas de ellas, empezaron en jornadas anteriores; de hecho, prácticamente en todas las regiones hubo un programa de actos el Día de Europa 2011: Ayuntamientos, Gobiernos Regionales, universidades, puntos específicos de información europea y, por supuesto, las instituciones europeas en España, sumaron en total más de dos centenares de actos e iniciativas.
Según los datos recogidos por la Comisión Europea, en nuestro país hubo puntos que “batieron récords” por el número de actividades organizadas en torno a la jornada; en concreto fueron los casos de las Comunidades Autónomas de Madrid y Cantabria, y también el de Córdoba; actividades de todo tipo, adaptadas a todas las edades, poblaron los programas de actos del mapa municipal español: así, en Segovia, se organizaron talleres de magia en varios idiomas para niños; los adultos pudieron disfrutar en Logroño de un concurso de bailes europeos y en Zaragoza, de un ciclo de cine europeo.
“Eurolaberintos”, talleres de cocina europea, actividades de ocio alternativo, exposiciones itinerantes sobre temas europeos de interés, símbolos de la UE o exposiciones fotográficas fueron algunas de las propuestas que completaron el espectro de actividades asociadas al Día de Europa.
Día Abierto en las Instituciones Europeas
El sábado 7 de mayo, dos días antes de la jornada, las instituciones europeas organizaron en Bruselas el festival de las ciudades y regiones de Europa, una Jornada de puertas abiertas de las instituciones europeas con la que se celebró la existencia de una comunidad en paz, prosperidad y estabilidad.
La exposición abierta con este motivo en la sede del Comité de las Regiones permitió, además, conocer la diversidad de las ciudades y regiones europeas. En total fueron cincuenta las representaciones locales y regionales que mostraron su patrimonio cultural y los proyectos financiados por la Unión Europea, con información suplementaria sobre turismo, educación y posibilidades de inversión en sus territorios. Los visitantes tuvieron la posibilidad de conocer las especialidades locales –fundamentalmente gastronómicas-, así como espectáculos y músicas de cada zona.
Paz y solidaridad
La conmemoración del Día de Europa representa, además, la exaltación de dos valores fundamentales: la paz y la solidaridad, impulsados a través de desarrollo económico y social y del equilibrio medioambiental y regional, únicos mecanismos capaces de garantizar un nivel de calidad de vida equitativo para todos los ciudadanos, así como sus derechos a la libertad y a la identidad de sus pueblos.
El 9 de mayo de 1945 fue el primer día de paz en Europa después de la Segunda Guerra Mundial; cinco años más tarde, en 1950, Francia proponía la creación de una Comunidad del Carbón y el Acero (CECA), germen de la actual Unión Europea.
Esa propuesta estaba contenida en la Declaración del 9 de mayo de 1950, lanzada por Robert Schuman, Ministro de Asuntos Exteriores de Francia. La Declaración subrayaba en su primera frase: “la paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan. La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones pacíficas. (….) Europa no se construyó y hubo una guerra.”
Sobre esta base, la Declaración propone la creación de una “Alta Autoridad” a la que se someta el conjunto de la producción franco-alemana de carbón y acero, “en una organización abierta a los demás países de Europa”. A juicio del Ministro francés “la solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable, sino materialmente imposible”.