¿Qué ha cambiado del escenario de la drogadicción desde el año en que se creó el Plan Nacional hasta ahora?
La percepción de la sociedad sobre las drogas ha cambiado. Cuando se inició el Plan había una demanda social creciente por el alto grado de preocupación que este problema creaba. Hoy la cosa ha cambiado, las drogas están en puestos más retrasados en las encuestas.
También han cambiado los patrones de consumo. De aquella epidemia de la heroína de los años ochenta hemos pasado por la cocaína, ahora en remisión, y ahora estamos con la moda del cannabis y con el peligro y la “espada de Damocles” de las nuevas sustancias.
Una tercera cuestión que ha cambiado clarísimamente es que hoy sabemos mucho de lo que es eficiente y útil, en términos tanto de prevención como de asistencia y reinserción, y eso nos permite plantearnos que las intervenciones, al menos las que se financian con dinero público, tienen que obedecer a criterios de calidad y con parámetros muy claros desde el punto de vista de la certificación y acreditación de las actividades.
Es un conjunto de factores que nos mantiene en guardia permanente y que justifica de alguna manera esa discriminación positiva que supone disponer de unidades específicas para luchar contra el problema de las drogas.
¿Las personas en riesgo son las mismas?
Cuando se dan las mismas circunstancias que entonces, el riesgo sigue existiendo, sobre todo en aquellas personas que están excluidas de los sistemas de protección social; pero no solo ellos, el riesgo existe en tanto en cuanto su percepción no es lo suficientemente grande o eficaz para que suponga un freno desde el punto de vista del consumo. Hay que trabajar con el conjunto de factores que llevan al consumo habitual de drogas, incluso aquellas adicciones que no implican el consumo de estupefacientes.
Se han cumplido doce años de vigencia del convenio con la FEMP ¿Qué balance hace de este acuerdo?
La FEMP es el nexo de conexión más importante con la práctica totalidad de las Administraciones Locales y la percepción que yo tengo es que ha habido muchísima voluntad política por parte de la Federación de hacer de esto un tema prioritario de trabajo. Esto facilita el grado de penetración y de escucha de las Entidades Locales y la transformación de la realidad que necesitamos, tanto desde el punto de vista de la sensibilización como de oponernos a los efectos negativos del consumo de drogas. Algo que se hace mucho mejor desde lo próximo que desde lo lejano.
¿Cuáles son los principales logros de este convenio?
El mantenimiento de la base de datos de programas de drogas a nivel municipal y las convocatorias de buenas prácticas, son dos de los elementos principales que compusieron el convenio desde sus inicios, que se han mantenido y que ponen en evidencia que de esa colaboración se desprenden acciones eficientes y útiles.
Para nosotros es básico conocer lo que hacen los municipios y con la convocatoria ponemos encima de la mesa algo que es vital, los programas que han resultado eficientes y que contienen las bases de calidad y de desarrollo para que sean ejemplo para otros municipios a la hora de diseñar sus propias acciones.
Más recientemente, el programa Agente Tutor se demuestra como una forma inteligente de abordar el problema en el ámbito local. La seguridad es una competencia municipal y cuando ese potencial se utiliza para la prevención, a través de una formación adecuada, conseguimos una policía local mucho más considerada por la ciudadanía en su carácter preventivo y una oportunidad magnífica de interactuar en situaciones de riesgo, no sólo con aquellos que incurren en ellas –adolescentes y jóvenes- sino con su entorno.
Son programas que producen un alto grado de satisfacción y transforman realidades con una inversión muy somera y simplemente con la predisposición a trabajar en ese enfoque.
Algo habrá que ajustar…
Por supuesto, porque siempre hay más necesidades que atender. Por ejemplo, el contexto de la prevención debería de ser absolutamente ubicuo y llegar hasta el último rincón de la geografía. Nos esforzamos en intentarlo, pero los recursos son limitados. Así, con la convocatoria de ayudas llegamos a las ciudades con más de cien mil habitantes, capitales de provincias, Cabildos y Consejos Insulares y, en algunas ocasiones, hemos podido, a través del fondo de bienes decomisados, implementar convocatorias para desarrollo de programas de prevención en municipios medianos y pequeños, a través del convenio con la FEMP. Pero esto lo tendríamos que hacer con más profusión y frecuencia, porque nuestra obsesión es llegar a todos los pequeños municipios. Es una espinita que tengo clavada.
¿Y qué se puede hacer, entonces?
Hay muchas cosas que tenemos que mejorar, como hacer más estrecho el espacio de colaboración, no tanto desde el punto de vista de la prevención inespecífica, sino para implementar estrategias de prevención selectiva con grupos de riesgo, así como el trabajo de desarrollo de criterios de acreditación de programas de prevención para trasladarlo al convenio y que llegue a los municipios... hay muchas cosas.
Tenemos que aprovechar el convenio con la FEMP para trasladarlo a todos los municipios, porque si no lo hacemos de esta manera, los únicos que tienen la posibilidad de enterarse son los más grandes y con servicios potentes. Hacemos mucha prevención, pero todavía hacemos parte de la prevención con estrategias que no está claro que modifiquen los hábitos y las conductas y que permanezcan en el tiempo fomentando factores de protección entre los adolescentes y los jóvenes.
¿El nuevo régimen local, limita o potencia el papel de las Entidades Locales en la lucha contra la drogadicción?
En el marco del texto, a ningún municipio se le niega su capacidad de participación, tanto en la faceta de la seguridad ciudadana como en el impulso y fomento del ocio responsable. Como tampoco desde el punto de vista de la cartera básica de servicios sociales.
El enfoque de agentes tutores, tiene un competente evidente de seguridad ciudadana, pero también un componente muy claro de prevención y los programas de ocio alternativo al consumo siempre se han demostrado como una buena estrategia de abordaje para algunos colectivos. No digamos si al desarrollar la cartera básica de servicios sociales, las drogodependencias formaran parte específica de las competencias locales…
Por tanto, desde el ámbito local se puede y se debe seguir participando del desarrollo e implementación de políticas de drogas, sin perjuicio de que la Ley abra otra serie de posibilidades a lo municipios que tengan saneada su hacienda y que así lo pacten con las CCAA, o bien de trabajar por delegación o a través de consorcios. Hay múltiples posibilidades si hay voluntad política de seguir trabajando en este campo, tantas como las había anteriormente.