FEDERACION ESPAÑOLA DE MUNICIPIOS Y PROVINCIAS

23 Diciembre 2024

Luis Eugenio Suárez Ordóñez, Geólogo: Los terremotos impulsan a mejorar la normativa

Los movimientos sísmicos que sufrió el pasado mayo la ciudad de Lorca han llevado a los expertos a la propuesta de medidas, sobre todo legislativas y técnicas, orientadas a reforzar la seguridad ante desastres naturales de estas características a los que es especialmente sensible el territorio del sur y sureste españoles. Sin embargo, las modificaciones normativas no son suficientes: es necesario que después se desarrollen y se exija su cumplimiento; así lo subraya el geólogo Luis Eugenio Suárez, que aboga también por formar tanto a los ciudadanos como a los técnicos responsables ante la eventualidad de estos riesgos



 
 
 
 
¿Hasta que punto puede influir el tipo de suelo en las consecuencias de un terremoto?
Hay varios factores que influyen sobre la capacidad destructiva de un terremoto; el primero de ellos, el más conocido, es la magnitud, la energía liberada, establecida de 1 a 10 en la escala Richter. Otro factor importante es la profundidad del hipocentro. Un terremoto superficial causa más daños que uno profundo -el de Lorca fue superficial, con el foco a 1 ó 2 kilómetros de profundidad-. El tercer factor es la distancia del epicentro (en horizontal), que en la ciudad murciana estuvo situado a dos kilómetros del casco urbano; es decir, fue un terremoto de baja intensidad, pero muy superficial y próximo a la población, y si a eso se suma el cuarto factor, el suelo, que allí son arenas, gravas, limos y arcillas, materiales muy incoherentes, el poder destructivo del terremoto es mayor.
Un terremoto de estas características afecta, sobre todo, a las casas bajas, por eso la zona más dañada fue el casco antiguo, a los edificios más antiguos e históricos; los grandes edificios aguantaron bastante bien
 
¿Qué suelos ofrecen más resistencia ante un movimiento sísmico?
Normalmente, los terrenos “competentes”, las rocas, como granitos o areniscas, tienen un comportamiento más adecuado, porque no generan efectos amplificadores de las ondas sísmicas. Ese efecto amplificador, que sí se produce en otros suelos de materiales más incoherentes, puede generar lo que se llama “licuefacción del terreno”, un comportamiento de los terrenos ante una sacudida que es casi plástico, como el de un líquido. En estas situaciones los daños producidos son muy grandes; fue lo que ocurrió en Arenas del Rey, en la provincia de Granada, hace 126 años, cuando un terremoto de 6,4 grados produjo 900 muertos. Hay que tener en cuenta que aquel terremoto fue más fuerte que el de Lorca (de 5.2) y que la escala de Richter no es aritmética, sino logarítmica, y eso supone que un terremoto de magnitud 5 es como treinta terremotos de magnitud 4, por ejemplo.
 
Visto el mapa de riesgo sísmico español ¿cuáles son las zonas más vulnerables?
Hace unos años fue preciso cambiar la normativa sismorresistente en el año 2000 por una serie de terremotos que hubo en Becerreá y Triacastela, en Galicia; pero esa es una zona de riesgo moderado; pero la zona donde el riesgo de terremotos destructivos es mayor está en el sur-sureste de España, desde Valencia a Alicante, siguiendo por Murcia, Almería, Granada, Málaga y Sevilla, ese área es la que ha vivido los terremotos más destructivos en los últimos siete siglos, la zona donde es más necesario tomar medidas.
 
¿Cuáles serían esas medidas?
Se han recogido en un decálogo y clasificado en función de la Administración que tenga la competencia; así, hay medidas de carácter estatal, autonómico y local. Entre las de carácter estatal aparece la reforma de la normativa de construcción sismorresistente, de 2002; la propuesta es que establezca con mayor rigor el cumplimiento de los requisitos de diseño y que incorpore las incidencias de fallas activas y paleosismicidad -los terremotos antiguos-, que no aparecen en la norma actual. En Lorca hay una falla activa que pasa por la ciudad, que ya la destruyó en 1664 y en 1818, y que ha generado este último terremoto.
Sería igualmente importante reformar la normativa sobre inspección técnica de edificios, de cara a que en esas zonas más sensibles se exija la adaptación de los edificios a la norma sismorresistente en edificaciones, y abordar la obligatoriedad del visado del estudio geotécnico en la edificación.
 
¿Y en los ámbitos autonómico y local?
A las Comunidades Autónomas, desde sus órganos legislativos, el desarrollo del texto refundido de la Ley del Suelo en lo que respecta a la obligatoriedad de los mapas de riesgos naturales en el informe de sostenibilidad de los Planes Generales de Ordenación urbana, un tema importante porque supone que antes de hacer un Plan General se conozcan los riesgos naturales de terremotos, volcanes, inundaciones, deslizamientos de terreno, hundimientos… y en función de ese mapa, adaptar la planificación urbana.
También se propone que en estas zonas se realicen estudios de peligrosidad y vulnerabilidad sísmica, para adoptar medidas de prevención y recomendaciones de protección civil. En este sentido se contempla realizar cursos de sensibilización y formación del personal técnico de municipios y Comunidades Autónomas sobre guías metodológicas para la prevención de riesgos naturales.
Además es fundamental que los ciudadanos sepan cómo actuar. Los fallecidos en Lorca lo fueron todos en la calle; desde Comunidades Autónomas y Ayuntamientos es necesario informar y formar a los ciudadanos sobre las normas de autoprotección en las zonas de riesgos sísmico, durante el terremoto y después de la ocurrencia del mismo. Es cierto que meterse debajo de una mesa o del marco de una puerta parece antinatural –ante una situación de pánico lo más normal es salir corriendo- pero es la forma de garantizar el llamado “triángulo de la vida”. Y no hay que olvidar que, tras un terremoto, suele haber réplicas.
 
¿Los poderes públicos están comprometidos con estas cuestiones?
Es fundamental que lo hagan. El último terremoto destructivo fue hace un día de Navidad hace 126 años; estamos acostumbrados a terremotos en Haití, en Japón, en California, pero no en España, donde son más infrecuentes y menos intensos. Sin embargo, ocurren, y en la zona española de riesgo sísmico es importante estar preparados. Terremotos como el de Lorca, sirven para mejorar la normativa, pero después, es preciso ser estrictos en su cumplimiento. Sabemos dónde se van a producir los terremotos más destructivos, y es necesario tomarse el tema muy en serio
 
Luis Eugenio Suárez

Luis Eugenio Suárez

Carta Local nº 384, noviembre 2024.pdf