Recogimiento, pasión, ruido, colorido… Parecen rasgos contradictorios pero pueden darse y se dan, incluso a la vez, en muchas de los actos que jalonan la celebración de la Semana Santa en las ciudades y pueblos españoles. También hay cultura, religiosidad claro, y algún que otro rito de origen pagano. Una oferta tan variada y excepcional que es capaz de satisfacer cualquier pretensión, ya sea mística o simplemente curiosa, de acercamiento a esta Semana que es santo y seña de las festividades de nuestro país. Carta Local trae a cinco ejemplos de otros tantos municipios.
Hay muchas maneras de calificar la Semana Santa "Tradicional, multitudinaria, ritual, cultural…”, apunta el Alcalde de Calanda (Teruel); “ilusión” y “orgullo”, como a ella se refiere el Alcalde de Verges (Girona), Ignasi Sabater; “recogimiento e intensidad”, según el primer Edil de Villarejo de Salvanés, Marco Ayuso; “pureza, austeridad y emoción”, como la describen quienes han vivido la de Bercianos de Aliste (Zamora). Incluso, la Semana Santa puede dar paso a una explosión de color, como la que se produce en la romería dedicada a la Virgen patrona de Campanario (Badajoz) el Lunes de Pascua.
El silencio que precede al estruendo
En Calanda (Teruel) los elementos protagonistas son el tambor y el bombo, “sin los que nada tendría sentido”, comenta su Alcalde, José Manuel Ibáñez, que describe la tamborrada como un momento especial, difícil de describir; “parece imposible que pueda meterse tanta gente en la Plaza de España y en calles adyacentes”. “El silencio que miles de personas son capaces de provocar unos minutos antes del mediodía es indescriptible, justo antes de que un estruendo ensordecedor recorra las calles”, añade.
El significado de la Tamborrada se pierde en lo remoto de los tiempos. Fue a principios del siglo XX cuando Mósen Vicente Allanegui le dio a la Semana Santa de Calanda la forma que hoy tiene, pero ya antes se celebraba esta fecha haciendo sonar tambores y bombos. El sentido más aceptado es la escenificación del terremoto que se produjo en Jerusalén en el momento en que Jesucristo murió en la cruz, pero también se mezcla con ritos antiguos y leyendas de los tiempos de la invasión del pueblo por parte de los musulmanes.
La Rompida de la Hora, que así se denomina esta sinfonía de tambores, es el acto más conocido, incluso a nivel internacional, pero no es el único que engancha a los asistentes. Para muchos calandinos hay otros, como el Vía Crucis de tambores en la medianoche del Jueves Santo o el cese del toque del tambor del Sábado Santo.
José Manuel Ibáñez, primer Edil, explica que las procesiones y otros actos religiosos los organiza la Junta Coordinadora de Semana Santa con las diferentes cofradías. El Ayuntamiento trabaja todo el año con la Coordinadora y se hace cargo de los gastos que origina la Semana Santa y su difusión. En el acto de Romper la Hora, el Ayuntamiento se limita al corte de calles, facilitar el trabajo de los medios de comunicación, instalar el bombo grande en el centro de la Plaza de España, velar por la seguridad y aspectos similares.
Gracias a la Tamborrada, pero también a Luis Buñuel, Calanda es un municipio conocido internacionalmente. El director de cine introdujo en algunas de sus películas los tambores de su pueblo natal como banda sonora. A lo largo del año son muchas las personas que se acercan a conocer el Centro Buñuel y a interesarse por la Semana Santa, pero, aun así, "nuestra asignatura pendiente es conseguir que la gente se quede más días para conocer otros actos, además de la Rompida. La repercusión económica en el municipio durante toda la semana es muy importante”, afirma Ibáñez.
La danza de la muerte
Cinco esqueletos saltan al sonido de un tambor, colocados en forma de cruz y con un séquito de cuatro personajes más que, con antorchas, iluminan el cuadro y aportan el aire tétrico que da sentido al momento más especial y más esperado para el público –local o foráneo- asistente a la Semana Santa de Verges.
La Dansa de la Mort (Danza de la Muerte) es una joya única que tiene su origen en el barroco y que está relacionada con el ritual ancestral de culto a los difuntos, comenta el Alcalde, Ignasi Sabater. Se trata de una danza macabra, que estaba asociada a las epidemias de la peste negra que asolaron la Europa de los siglos XIV y XVII y que durante muchos siglos podía encontrarse en muchos lugares del viejo continente. Ahora solo perdura en Verges.
La Procesión de Verges, en la que se encuadra la Danza de la Muerte, se escenifica únicamente la noche de Jueves Santo y conserva las características más tradicionales de este tipo de representaciones de Semana Santa, explica Sabater. Consta de dos partes. La primera, en la Plaza Mayor, escenifica los tres años de la vida pública de Jesús. La segunda, una vez terminada la representación y tras la lectura de la sentencia de Poncio Pilato, en la iglesia, punto de reunión y de partida de la Procesión propiamente dicha.
“Es evidente que en el conjunto, la Procesión ya la Danza de la Muerte tiene un significado y un trasfondo religioso. Pero lo que nos define más a nosotros, no es tanto el tema religioso, sino el tema tradicional; estamos preservando año tras año una pieza única”, señala el Alcalde.
El Carrer dels Cargols (Calle de los Caracoles) es otro de los elementos patrimoniales de las celebraciones. El ambiente festivo, el trabajo manual de los vecinos de dicha calle, la sencillez y originalidad del material que se usa para la decoración -cáscaras de caracoles, aceite, ceniza, etc.-, junto a la iluminación de dichas cáscaras en medio de la noche, hacen de El Carrer un “elemento imprescindible de nuestra Semana Santa y un momento único e inolvidable”.
La Procesión la organiza todo el pueblo de Verges. Aunque tanto el Ayuntamiento de Verges como la Junta Directiva de la Asociación de la Procesión de Verges son los pilares fundamentales para que un acto de esta envergadura salga adelante. Todo el mundo se une y se vuelca en la organización. “Es un día en el que como Alcalde, uno se siente orgulloso. Ver un pueblo unido trabajando por una misma causa no tiene precio”.
“Junto al cantautor Lluís Llach, la Procesión y la Danza de la Muerte de Verges son el principal elemento para promocionar nuestro pueblo”, afirma Sabater. Llach dirige el nuevo equipo de dirección de estos actos, cuyo vestuario, escenografía, luces y músico han sido renovados para “poner a la Procesión de Verges a la altura del siglo XXI”.
Viernes Santo sobrecogedor
Dicen algunos de los estudiosos de esta cuestión que en toda España apenas se conservarán más de dos docenas de fiestas tradicionales que mantengan la pureza de sus rituales y motivaciones originarias, sin que los nuevos tiempos hayan desvirtuado su significado. La Semana Santa de Bercianos de Aliste puede tener ese honor.
Bercianos de Aliste es un pueblo anejo al municipio de San Vicente de la Cabeza (Zamora) que cuenta con unos 150 habitantes. Su ubicación, en la raya de Portugal, la ausencia de núcleos urbanos de cierta entidad próximos y la dispersión demográfica han contribuido al mantenimientode algunos ritos antiguos no adulterados todavía por la contaminación externa, según reconoce Antonio Merino, conocedor de la zona y autor del blog Solienses.
Entre estos ritos, los más conocidos son los organizados por la cofradía pasionista de la Cruz o Santo Cristo de Bercianos o Santo Entierro, que en las tardes del Jueves y Viernes Santo vive sus momentos de mayor esplendor con las procesiones de los cofrades ataviados con las famosas capas pardas y con sus propias mortajas.
Los cofrades de la Cruz (sólo hombres), vetidos con la capa alistana y dispuestos en fila de a uno, salen en procesión desde la iglesia hasta el pequeño calvario que se levanta a las afueras de la localidad, en la misma puerta del cementerio. Durante todo el recorrido de ida y vuelta un grupo de cofrades (en latín) y de mujeres (en castellano) entonan el Miserere, mientras el resto de participantes guarda un respetuoso silencio. El desfile lo abren dos enormes pendones portados con gran dificultad por jóvenes de la localidad. Al llegar al calvario, la comitiva se detiene y se entona allí el Cántico de las cinco llagas, muestra exquisita del rico folklore religioso alistano.
El acto más importante es el del Viernes Santo. Tras el sermón, se procede al descendimiento de una imagen de Cristo crucificado, que es colocado en una urna (la imagen tiene los brazos articulados, lo que permite su posición en cruz y también yacente) que se sacará en una procesión similar a la del día anterior. La diferencia fundamental es que la mayoría de los cofrades van cubiertos ahora con una túnica blanca con capucha que constituye la mortaja con la que serán enterrados cuando mueran. Según la tradición, vestirán la capa parda los cofrades que llevan solo un año en la hermandad, los viudos y los de edad más avanzada.
“La severidad austera de los atuendos de los cofrades, la letanía quejumbrosa del Miserere y del resto de cantos que no cesan de entonarse durante la celebración, el simbolismo fúnebre que acompaña al cortejo, la belleza del cuadro en su conjunto hacen de una sencilla ceremonia algo excepcional”, describe Antonio Merino en su blog.
La Pasión de Villarejo de Salvanés
El recorrido de Carta Local por algunas de las celebraciones singulares de la Semana Santa, continúa en el municipio madrileño de Villarejo de Salvanés, al sureste de la Comunidad, donde tiene lugar una representación de La Pasión, la más antigua de la región, junto con la de Chinchón, y que cuenta con el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Regional desde 2013.
“Nuestra Pasión tiene una belleza elegante, señorial. Y eso, en buena medida, está determinado por el entorno en el que se representa”, cuenta el Alcalde de Villarejo, Marco Ayuso. Se refiere al Castillo del siglo XV, al resto del recinto amurallado y a la plaza de la Iglesia-fortaleza de San Andrés que son el escenario de una representación que permite a los visitantes ver toda la obra sin moverse del entorno y que cuenta con 37 años de historia.
El texto de la obra se basa en la Pasión de San Juan y se incluyen piezas de La Pasión de Bach, de Mel Gibson, Jesucristo Superstar o Quo Vadis. Cada año se van añadiendo elementos. En las últimas ediciones, lo más novedoso y llamativo son las grandes proyecciones sobre el Castillo, que se convierte en una peculiar pantalla donde se ven momentos de la historia de la Pasión de Cristo, como el ahorcamiento de Judas.
La Semana Santa de Villarejo de Salvanés, “siete días de recogimiento religioso, vividos con mucha intensidad por los creyentes de este municipio”, según dice el Alcalde, cuenta con ocho hermandades de las cuales cinco participan en actos y procesiones de Semana Santa.
Hay procesiones el Domingo de Ramos, el Jueves Santo, el Viernes Santo tarde y noche, y el Domingo de Resurrección. Ayuso destaca las del Viernes Santo: el Cristo muerto se conduce hasta una construcción a modo de cueva, a las afueras del municipio, que simula el sepulcro de Jesús. Allí se vela la imagen hasta la noche cuando otra procesión, la del Silencio, coge de nuevo al Cristo muerto y lo devuelve a la iglesia, que permanece abierta para rezar.
El Ayuntamiento participa activamente en el montaje de los escenarios de La Pasión, en el que es el equipo de mantenimiento el que se encarga de ayudar a los actores aficionados que intervienen en esta obra religiosa y que son más de 200, entre actores principales y extras que interpretan al pueblo de Cristo, incluidos niños.
Nota de la Redacción: Este reportaje se ha elaborado gracias a la colaboración de los Alcaldes de los municipios de Calanda; Verges; Villarejo de Salvanés y Campanario; y de Antonio Merino (solienses.blogspot.com.es). Más información en las webs oficiales de estos municipios.