Acaba de ser elegido presidente del Comité de las Regiones Europeo. ¿Qué representa esto para usted?
Es para mí un gran honor presidir esta asamblea europea de representantes electos locales y regionales, que desde su creación ha estado en el centro de mi actividad política. Creación que, por cierto, tuvo lugar hace exactamente veinte años. El Comité de las Regiones (CDR) se instituyó en virtud del Tratado de Maastricht con el fin de acercar la Unión Europea (UE) a los ámbitos local y regional, donde, recordemos, se aplica más del 70 % de la legislación europea y el grueso de sus programas de inversión. Así pues, este año celebramos no solo el vigésimo aniversario del Comité, sino también veinte años de representación institucional de las ciudades, los distritos, los departamentos, las regiones, etc. en el corazón de la toma de decisiones europea.
¿Qué opina de la evolución del Comité de las Regiones en estos veinte años?
En un principio, el legislador europeo solo consultaba al Comité en un pequeño número de políticas pero, progresivamente, su papel se ha reforzado y se ha convertido en el garante de los intereses de las ciudades y regiones en la mayoría de políticas europeas, especialmente en materia de cohesión y ayudas estatales al transporte y la energía. Con la transferencia de nuevas competencias a la UE, se encomendó también al Comité la tarea de velar por el principio de subsidiariedad junto con los Parlamentos nacionales.
Con el paso de los años, el CDR ha aumentado pues su influencia en la «configuración» de los objetivos estratégicos de la UE y la protección de los intereses de los Entes Locales y Regionales. En particular, ha defendido una política agrícola común más en armonía con el equilibrio regional. Con gran esfuerzo, ha conseguido que la política regional europea –que es un magnífico motor de reactivación del desarrollo territorial– reciba casi la mitad del presupuesto europeo en beneficio de todas las regiones. Asimismo, ha emprendido el debate sobre la revisión intermedia de la estrategia de crecimiento de la UE –la Estrategia Europa 2020–, defendiendo la introducción de la dimensión territorial.
El Comité es un órgano consultivo de la UE. ¿Puede actuar más allá de esta competencia?
Por supuesto. Aparte de su papel consultivo, el Comité ha logrado aumentar su peso político, tomando la iniciativa en nuevas actuaciones (como las Agrupaciones Europeas de Cooperación Territorial, AECT) y poniendo en marcha iniciativas de gran envergadura para los Entes Locales y Regionales, como los Open DAYS –la Semana Europea de las Regiones y Ciudades– y el Premio Región Emprendedora Europea. El Comité ha conseguido que el principio de la «gobernanza multinivel» se incorpore a la toma de decisiones europea con la aprobación de una Carta, abierta a la firma de los Entes Locales y Regionales, y que les animo a que suscriban. Su papel fuera de la UE también es cada vez mayor, sobre todo gracias a que comparte con los socios mediterráneos y orientales de la UE sus conocimientos y experiencia en materia de descentralización y cooperación territorial.
¿Cuáles serán las prioridades durante su mandato al frente del Comité?
En la línea de mis predecesores, la prioridad de mi presidencia será velar por que llegue la hora del crecimiento y el empleo en el ámbito local y regional. Prestaré especial atención a que la «Garantía Juvenil» se ponga debidamente en marcha, a que se promocionen los «empleos ecológicos» (especialmente la energía renovable y el reciclaje de residuos) y a las numerosas oportunidades de empleo en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación.
Celebro, además, que el nuevo Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, se haya comprometido a que el crecimiento, la competitividad y la creación de empleo sean la máxima prioridad de su mandato al frente del ejecutivo europeo. Las ciudades y regiones son, sin duda, las palancas que permitirán a la Unión materializar las nuevas iniciativas en este ámbito, en particular la Garantía Juvenil. Espero que el Comité de las Regiones desempeñe un papel fundamental para llevar a buen término estos proyectos a nivel local y regional.
En su opinión, ¿qué lugar deberían ocupar las ciudades y regiones en la organización y el funcionamiento de la UE?
En una Europa en la que el nivel regional y local tienen un creciente protagonismo como escenario de las actuaciones en favor del crecimiento y del empleo resulta claramente necesario que los representantes regionales y locales y su representación institucional a escala de la UE, es decir, el Comité de las Regiones, tengan una mayor participación en la toma de decisiones de la UE. La tendencia hacia una mayor descentralización en determinados Estados miembros y la interdependencia cada vez mayor de todos los niveles de gobierno aboga en favor de reforzar el papel de las regiones en el entramado institucional europeo.
Asimismo, mediante una mayor participación de las regiones y ciudades en las decisiones europeas, la UE – que a menudo aparece alejada de la realidad sobre el terreno– podrá superar la importante crisis de confianza que afronta.
¿Qué quiere decir esto exactamente?
Quiere decir que, en primer lugar, es fundamental establecer un contacto más directo con los responsables y expertos de los Entes Locales y Regionales en sus circunscripciones. Los valiosos conocimientos técnicos que estas Administraciones aportan al CDR enriquecerán los dictámenes que presentamos al legislador europeo y el trabajo político de nuestros miembros. Esto también podría suponer una cooperación reforzada con las asociaciones de Entes Locales y Regionales a escala regional o de los Estados miembros.
También trabajaremos para aumentar nuestra influencia en el proceso legislativo europeo con una mayor contribución a la evaluación del «impacto territorial» de la legislación europea. Asimismo me parece imprescindible reforzar nuestra cooperación no sólo con el Parlamento Europeo, sino también con los Parlamentos nacionales –especialmente con las segundas cámaras que representan la dimensión territorial– y los Parlamentos regionales, por ejemplo en el marco del control del cumplimiento del principio de subsidiariedad.
Y a más largo plazo, ¿cómo cree que evolucionará el Comité?
A más largo plazo, en la perspectiva de una revisión de los tratados europeos, creo que los responsables políticos no podrán dejar de reflexionar sobre la manera de consolidar la representación de los Entes Locales y Regionales en la toma de decisiones europea. Esta consolidación podría comportar que se le atribuyeran al CDR competencias más amplias que la función consultiva actual. Esta evolución «natural» del Comité podría resultar en la obligación de someter a aprobación de la Asamblea las propuestas de legislación europea relacionadas con la política de cohesión.
Por supuesto, también podrían concebirse otros planteamientos para, espero, dotar a los Entes Locales y Regionales de competencias legislativas en las decisiones europeas que les conciernen sobre todo a ellos.