Calidad democrática y buen gobierno
Mejorar la calidad democrática y el buen gobierno es una de las líneas estratégicas del actual mandado de la FEMP. De esta sensibilidad partió la idea de elaborar un “Código de Buen Gobierno Local” y la puesta en marcha de un Observatorio de la calidad democrática local. Para facilitar la consecución de ambas iniciativas, la Federación está realizando una intensa labor de formación dirigida a los responsables políticos y técnicos municipales, que serán los encargados de llevarlas a buen puerto.
La sede de la
En el Seminario intervinieron como ponentes los catedráticos Gregorio Peces Barba, Amelia Valcárcel y Fernando Vallespín, el profesor Enrique Gil Calvo, el filósofo y ensayista José Antonio Marina y el Presidente de la Sección Española de Transparencia Internacional, Jesús Lizcano, entre otros. Los representantes locales fueron los encargados de trasladar al auditorio sus experiencias en varias mesas redondas que llevaban por título “Instrumentos para mejorar la calidad democrática”. Aquí hablaron el Alcalde de Donostia-San Sebastián, Odón Elorza, también Presidente de la Comisión de Participación Ciudadana de la
El Seminario fue inaugurado por el Presidente de la
Un modelo de ciudadanía ejemplar
Pedro Castro añadió que a los Gobiernos Locales “nos preocupa y nos ocupa la calidad democrática” y que, por eso, “debemos responder con contundencia, trabajando desde la prevención, en la construcción de un modelo de ciudadanía ejemplar, y defendiendo la legalidad, la actuación de la justicia, la sanción a los culpables y la erradicación de las prácticas irregulares y dudosas”.
Fruto de esa preocupación, explicó, es la puesta en marcha del Observatorio de la Calidad Democrática Local y el trabajo que se está realizando en el seno de la
Precisamente, uno de los objetivos de este Seminario era enriquecer el contenido de este Código del Buen Gobierno, que la
En su intervención, el Presidente de la
En este contexto, explicó que los Alcaldes, Alcaldesas, Concejales y Concejalas, trabajan para que el urbanismo y la edificación sean instrumentos positivos, para la construcción de ciudades sostenibles, que nos permitan mitigar y luchar contra los efectos del cambio climático.
También, puso de manifiesto que tras los excelentes resultados cosechados por el Fondo de Inversión Local 2009, el nuevo Fondo Estatal para el
Ética para la ciudad
El conocimiento de la tradición política es fundamental para garantizar el asentamiento de la democracia; así lo explicó la catedrática y filósofa Amelia Valcárcel en su ponencia “Ética para la ciudad: la democracia y la moral compartida”. A su juicio, en el momento actual, todas las teorías políticas que han sido previas conviven en el planeta; en este marco, la democracia, a la que calificó como amor a la igualdad y a la libertad, apenas está asentada desde la II Guerra Mundial, y no es un sistema planetariamente mayoritario, sino que convive con otros.
Valcárcel destacó el nacimiento de las ciudades como espacios limpios y hermosos, su consolidación en la antigua Roma, su posterior desaparición en la edad Media (porque “la ciudad es muy sensible al clima político” y también porque necesita innovarse y evolucionar, factores que no se producían en esta época) y los posteriores avatares hasta llegar al modelo actual.
Evaluación de la calidad
El cierre de estas jornadas de debate correspondió a la Presidenta de la Agencia Estatal de Evaluación y Calidad, del Ministerio de la Presidencia, María Luisa Carcedo. Esta Agencia forma parte de la segunda oleada de actuaciones del gobierno sobre modernización de la Administración, junto con la Ley de Acceso Electrónico y el Estatuto Básico del Empleado Público. Su trabajo se centra en adecuar el funcionamiento de toda la Administración Pública a los principios de equidad, universalidad e igualdad de acceso. Carcedo habló de los sistemas de evaluación, de la legitimidad, la rendición de cuentas, los sistemas de participación ciudadana y de cómo mejorar los servicios públicos y evaluarlos con sistemas consensuados de medición. En este sentido, anunció que el Gobierno está diseñando un modelo de evaluación de la calidad de los servicios públicos que será realizado con la colaboración de todas las Administraciones.
San Cugat: una administración pública competitiva
Jordi Joly i Lema, Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Sant Cugat, ganador del Índice Transparencia Municipal 2009, explicó el modelo desarrollado por este Consistorio, basado en la idea de un “Pacto” entre política y gestión, que implica un profundo cambio cultural y cuyo objetivo es llegar a una Administración Pública Competitiva. En este municipio se aplica desde hace algún tiempo lo que ellos denominan “política con mayúsculas”, la que actúa sobre un territorio y que pretende garantizar la calidad de los servicios con una gestión eficaz de los recursos.
El modelo Sant Cugat arranca de la necesidad de que los políticos miren hacia los gestores y que entiendan que su éxito pasa por el buen funcionamiento de su empresa pública. Para ello, han creado una estructura organizativa que gira sobre tres ejes: una Junta de Gobierno, un Consejo de Dirección y, como novedad principal, la creación de una Oficina de Gestión Estratégica. Joly explicó como, por ejemplo, los presupuestos municipales se elaboran de acuerdo a objetivos y que han creado 9 indicadores que muestran cómo se está gestionando la ciudad y que miden en cada momento el grado de aplicación de las políticas y de los recursos empleados. Una información que está a disposición de todo el que quiera acceder a ella, a través de www.pacte.santcugat.cat ó de la Web municipal www.santcugat.cat , donde han creado el espacio “transparencia”, con datos e información “que pueda entender todos los ciudadanos”.
La buena gobernanza
El filósofo y ensayista, José Antonio Marina, centró su intervención en la buena gobernanza y en lo que definió como “inteligencia aplicada a la ciudad”. Ambos principios, según explicó, deben tenerse en cuenta para lograr la felicidad que, en el ámbito municipal, se traduciría en conseguir una ciudad más cómoda, donde las relaciones humanas y la convivencia sean posibles en las mejores condiciones y que, además, permita el desarrollo personal y social de sus ciudadanos.
Marina habló de la conciencia de “bien público” y del fomento de la cultura ciudadana, aspectos en los que los Ayuntamientos tienen mucho que decir, por su capacidad para movilizar a la ciudadanía, lo que produce, afirmó, “resistencias” de otras administraciones, que se sienten “celosos” ante esta capacidad y por lo que se resisten a ceder competencias y poder a los municipios.
Responsabilidad política
El catedrático de Ciencia Política, Fernando Vallespín, desgranó el concepto de responsabilidad política, directamente vinculado con el mandato emanado de las urnas, y afirmó que no existe delegación sin responsabilidad electoral, y que es esta responsabilidad la que obliga a rendir cuentas, que no sólo hay que hacer ante los ciudadanos, sino también hacia el bien común. Vallespín opina que la responsabilidad política y la rendición de cuentas son igual en todos los ámbitos políticos y administrativos, si bien debería ser más eficaz en el ámbito municipal, porque es allí donde la gente toma más conciencia de las consecuencias de las decisiones políticas.
Participación
El Alcalde de Donostia-San Sebastián, Odón Elorza, manifestó que en democracia la participación ciudadana “debe ser una constante” y que es imprescindible la cercanía de los dirigentes y la información directa, acudiendo al lugar donde sucede algo o hablando personalmente con interesados. También apuntó la necesidad de crear un marco social idóneo para que la ciudadanía se siente predispuesta a participar en los que se les ofrece. Sobre el Código de Buen Gobierno de la
Democracia participativa y deliberativa
Enrique Gil Calvo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, trazó un “hexágono de la calidad democrática”, nucleado en torno a conceptos como la igualdad, la responsabilidad, la satisfacción de los ciudadanos y la legitimidad. Explicó que la democracia participativa y deliberativa son esenciales para evitar desviaciones de la acción política hacia intereses clientelistas y habló de la necesidad de establecer criterios objetivos de evaluación de la calidad democrática, para evitar las campañas deslegitimadoras que surgen en medios de comunicación a raíz de casos concretos de corrupción. Ese es el mejor antídoto, dijo, contra la desafección de los ciudadanos, junto con la transparencia y la verdad.
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