“Una ciudad humana, con zonas verdes y, por supuesto con un quiosco de música”. María Bayo, soprano, Premio Nacional de Música
María Bayo, nacida en Fitero (Navarra), inició sus estudios musicales en el Conservatorio Pablo Sarasate de Pamplona. Tras ser finalista en numerosos concursos, el impulso definitivo le llegó en 1985, en el Concurso Internacional Belvedere de Viena, donde ganó un total de once premios (fue la primera vez que ocurrió algo así en la historia del concurso). Ha cantado los roles principales de óperas como Don Pasquale, Los pescadores de perlas, Lucia de Lammermoor, María Estuardo o Las Bodas de Fígaro, entre muchas otras. Además ha dado recitales de lieder y oratorio en festivales y teatros de todo el mundo y realizado numerosas grabaciones discográficas para diferentes sellos. En 2002, fue galardonada con el premio Príncipe de Viana. El pasado mes de julio recibió el Premio Nacional de Música en el apartado de Interpretación.
Galardonada con el Premio Nacional de Música ¿Qué ha supuesto recibir este premio?
Un gran honor, el reconocimiento a una etapa de mi carrera que me ha llevado por los escenarios de todo el mundo intentando dar a conocer mucha música española. El acto fue muy emotivo, muy poético.
El hecho de haber nacido en Navarra, una tierra de tradición musical ¿Ha tenido que ver en el hecho de que usted se convirtiese en soprano?
La atracción por la música me vino desde pequeña, quizá por esa tradición musical; de hecho, recuerdo que en un pueblito como Fitero había una banda de música que los domingos daba un pequeño concierto en la plaza del Ayuntamiento después de la misa de las 12. Supongo que todo esto despierta un poco a la inquietud musical; pero lo cierto es que yo no supe lo que era esta carrera, la interpretación, hasta que fui al Conservatorio; hasta entonces había cantado en una coral, pero sin saber realmente qué capacidad y que envergadura tenía esta carrera.
¿Cómo es posible interpretar y actuar al mismo tiempo, dotar al personaje de una carga dramática cuando, además, se está trabajando, frecuentemente con un idioma que no es el propio?
Es una profesión, mucho estudio, perfeccionamiento y el trabajo de años. Cuando acabé el Conservatorio amplié mis estudios en la Escuela de Ópera, donde se estudia cómo interpretar un papel a la vez que lo dramatizabas a nivel escénico; en un Conservatorio, por aquellos años, no se aprendía esa faceta; ahora hay escuelas y conservatorios preparadísimos donde también se trabajan estos aspectos, escénicos e interpretativos de tu carrera; en un escenario hay que estar pendiente de la música, de las pautas del director, de otros intérpretes….
¿Algún autor o alguna obra le suponen un reto difícil al que “hay que llegar”?
Nunca me he propuesto un “hay que llegar”, creo que hay que ser muy consciente de lo que tienes, de tu voz, tu “instrumento”, no forzarlo, dejarlo madurar e ir interpretando papeles que se adecuan a esa evolución; algunos papeles que no puedes interpretar al comienzo de tu carrera son perfectos varios años después, cuando la voz ha evolucionado. Generalmente, cuando me proponen un personaje lo primero que hago es mirarlo detenidamente a nivel musical, para ver si se atiene a mis cualidades vocales.
¿Con qué autor se ha sentido más cómoda?
Con Mozart, sin duda; con Rossini, últimamente, no me siento tan bien como en mis primeros años, precisamente porque la voz ha evolucionado; ahora mi voz va hacia una lírica con cuerpo y creo que iré hacia papeles más verdianos que hasta ahora no me atraían. Hay que llevar la evolución tranquilamente y paso a paso.
¿Un teatro para una obra dramática?
Uno espectacular y espléndido, como sala de teatro y por sus cualidades acústicas: el Colón de Buenos Aires; da una impresión maravillosa, es un teatro muy grande, a la antigua, y allí siento que mi voz suena bien.
Si fuese Alcaldesa ¿Cómo le gustaría que fuese su municipio?
Me gustaría una ciudad humana, donde la gente pudiese sonreír y saludarse, más amable, con menos tráfico; para que surja esa humanidad, fomentaría la cultura y la naturaleza, las zonas verdes, parque donde la gente pueda pasear, reunirse, dialogar, hablarse, porque cada vez nos hablamos menos en las ciudades…
¿Y un quiosco de música?
Por supuesto, el quiosco se da por hecho; en mi pueblo siempre ha habido uno que sustentó las fiestas populares, el lugar donde todos pueden escuchar música.
María Bayo, Soprano