2012: un año para aprovechar las oportunidades del envejecimiento activo
Los europeos viven más y con mejor salud; en pocos años, la generación del baby boom aumentará más aun la ya creciente proporción de personas mayores y planteará a la Unión Europea todo un reto demográfico, económico o sanitario al que ha de hacer frente. La Declaración de 2012 como “Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional” y los objetivos planteados al efecto, han sido el primer paso para sentar los cimientos de una cultura basada en la sociedad para todas las edades.
Los Gobiernos Nacionales, Regionales y Locales de toda Europa han previsto ya la puesta en marcha de diferentes medidas planteadas para sentar en el continente las bases de una cultura del envejecimiento activo. En cada uno de los Estados se ha designado un coordinador nacional. En España es el IMSERSO; la FEMP está presente en el Comité organizador de este Año Europeo en nuestro país. Además, la Junta de Gobierno, en su reunión de diciembre, aprobó una declaración con propuestas de actuación y compromisos (ver carta Local 243, de diciembre de 2011).
2012, Año Europeo del Envejecimiento Activo y de la Solidaridad Intergeneracional, se presenta como una ocasión para reflexionar sobre el hecho de que los europeos tienen ahora una vida más larga y saludable, y para asumir las oportunidades que representa este hecho. Según señalan los promotores, el envejecimiento activo puede dar a la generación del baby boom y a las personas mayores del futuro la oportunidad de permanecer en el mercado laboral y compartir su experiencia; les puede permitir que sigan ejerciendo un papel activo en la sociedad y, además, vivir una vida lo más saludable y satisfactoria posible. Además, es fundamental mantener la solidaridad intergeneracional en sociedades en las que aumenta rápidamente el número de personas mayores.
El reto que han de afrontar los responsables de las Administraciones y los que se ocupan de estas cuestiones será mejorar las oportunidades de envejecer activamente, en general, y de vivir de manera independiente, actuando en ámbitos tan distintos como el empleo, la sanidad, los servicios sociales, la formación de adultos, el voluntariado, la vivienda, los servicios informáticos o el transporte.
Objetivos
El Año Europeo parte con cuatro objetivos principales. En primer lugar, sensibilizar a la sociedad en general sobre el valor del envejecimiento activo y sus diferentes dimensiones, y garantizar que se le concede una posición prominente en las agendas políticas de las partes interesadas, a todos los niveles. Con ello, se busca destacar la contribución fundamental que las personas de más edad hacen a la sociedad y a la economía, promover la vitalidad y dignidad de todas las personas y esforzarse por movilizar el potencial de los mayores.
El segundo objetivo busca estimular el debate e intercambio de información, y desarrollar el aprendizaje mutuo entre los Estados miembros y las partes interesadas para promover políticas de envejecimiento activo, identificar y difundir las buenas prácticas y fomentar la cooperación y sinergias.
Otra de las finalidades perseguidas es ofrecer un marco para asumir compromisos y realizar acciones concretas que permitan a la Unión, a los Estados miembros y a las partes interesadas, con la participación de la sociedad civil, los interlocutores sociales y las empresas, desarrollar soluciones, políticas y estrategias innovadoras a largo plazo, incluidas aquellas estrategias globales de gestión de la edad relacionadas con el empleo y el trabajo.
Finalmente, el cuarto y último objetivo, persigue promover actividades que sirvan para luchar contra la discriminación por razón de edad, superar los estereotipos relacionados con la edad y eliminar barreras, en particular por lo que respecta a la empleabilidad.
Medidas propuestas
Según recoge la convocatoria del Año Europeo, las medidas que deberán adoptarse para alcanzar esos objetivos implican una serie de actividades a realizar a escala nacional, regional y local; se trata de actividades como conferencias, actos e iniciativas de amplia participación que promuevan el debate, sensibilizar a la sociedad y fomentar la asunción de compromisos específicos que contribuyan a crear efectos prolongados y permanentes.
También se proponen campañas de información, promoción y educación; intercambio de información, experiencias y buenas prácticas –utilizando el método abierto de coordinación y las redes de partes interesadas que trabajan por el logro de los objetivos del Año Europeo-; y actuaciones de investigación y realización de encuestas a escala regional, nacional o de la Unión, así como la difusión de los resultados, “dedicando una atención particular al impacto económico y social de promover políticas de envejecimiento activo y favorables a éste”.
Los europeos están preparados
Los europeos están preparados para el envejecimiento activo. Así al menos, se recoge en los datos de una encuesta del Eurobarómetro presentada el pasado mes de enero, en la que se muestra que el 71% de los europeos son conscientes de que la población activa envejece, aunque sólo un 42% se muestra preocupado por esa evolución. La percepción ciudadana contrasta claramente con la percepción de los responsables políticos, para los que el envejecimiento demográfico supone un reto importante.
A juicio de la mayoría consultada, las personas con 55 años o más desempeñan un papel importante en ámbitos clave de la sociedad. Más del 60% considera que debería ser posible seguir trabajando después de la edad de jubilación, y un tercio reconoce que a ellos mismos les gustaría seguir haciéndolo. Esta opinión prevalece entre las personas con edades más próximas al retiro.
A juicio del Comisario Europeo de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, Lazslo Andor, los resultados ponen de manifiesto que “las personas están dispuestas a permanecer activas a medida que envejecen. Confío en que este Año Europeo sirva de catalizador para movilizar a los ciudadanos, las partes interesadas y los responsables de la toma de decisiones, de manera que actúen y promuevan un envejecimiento activo, afronten los retos del envejecimiento de forma positiva”.
“Jóvenes” y “viejos”, según estimaciones
La encuesta del Eurobarómetro ha abarcado cinco campos: percepción general sobre el envejecimiento y las personas mayores; personas mayores en el lugar de trabajo; jubilación y pensiones; voluntariado y ayuda para las personas mayores; y entornos adecuados para las personas mayores.
Los resultados ponen de manifiesto que las definiciones de ·joven” y “viejo” varían notablemente entre los diferentes países; así, en Malta, Portugal y Suecia se considera jóvenes a las personas menores de 37 años, mientras que en Chipre y Grecia la consideración de “joven” llega hasta los 50.
Por término medio, les europeos empezamos a considerarnos ancianos un poco antes de los 64, y dejamos de sentirnos como “jóvenes” a partir de los 41,8 años; la percepción varia según la edad y el sexo: las mujeres consideran que la vejez empieza los 65 años; los hombres piensan que a los 62,7 años.
En cuanto al empleo activo, sólo uno de cada tres europeos está de acuerdo con la idea de que la edad de jubilación oficial aumente de aquí a 2030. No obstante, existe un respaldo mayoritario (más de 60%) a la idea de que se debe permitir a las personas que sigan trabajando una vez que hayan cumplido la edad de jubilación oficial. El 53% rechaza la idea de una edad de jubilación obligatoria, pero existen grandes diferencias entre los Estados miembros.
Aunque la edad típica de jubilación es de 65 años, en 2009 la edad media de salida del mercado laboral fue de 61,5 años. El 42% de los europeos creen que serán capaces de seguir realizando su trabajo actual una vez hayan cumplido los 65 años, mientras que el 17% considera que no podría seguir haciéndolo hasta los 60. Un tercio de los europeos afirma que le gustaría seguir trabajando una vez llegada la edad de jubilación; la idea de combinar un empleo a tiempo parcial con una pensión parcial es más atractiva que la plena jubilación para casi dos tercios de los europeos.
Más allá del empleo, alrededor de una cuarta parte de los ciudadanos del continente –incluidos los mayores de 55 años- afirman realizar labores de voluntariado. En los países donde hay menos tradición de esta actividad, una mayor proporción de personas afirma haber ayudado o prestado apoyo a otros fuera de su hogar. Las cifras indican que el 36% de los europeos de más de 55 años han prestado ese apoyo; un 15% dijo cuidar de una persona mayor en su familia y un 42% haberlo hecho en el pasado.
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