Amparo Larrañaga, actriz
“Ser cargo político sólo es divertido cuando lo haces en televisión o teatro”
Hija, nieta, sobrina y hermana de actores ¿Alguna vez se planteó algo diferente a ser actriz?
Sí, de pequeña quería ser enfermera; pero me fui a vivir con mi abuelo una temporada y salí siendo actriz; lo de la enfermería debió ser una ocurrencia. Desde los quince años, cuando se metió en mi cabeza ese veneno de ser actriz, no he querido ser otra cosa.
FUGA, la obra de teatro de Jordi Galcerán que protagoniza, narra las vicisitudes de un hombre, ex ministro, hundido personal y profesionalmente, que decide suicidarse y hay alguien que le interrumpe en el intento, precisamente su personaje. ¿Qué pasa a partir de ahí?
Pues que nada es lo que parece; FUGA es una obra de timadores y todo lo que puede parecer que pasa, en realidad ocurre de otra forma. Es una comedia disparatada, donde se sucede un timo detrás de otro, donde el que tima primero resulta timado después… es un divertimento de Jordi Galcerán que casi roza la farsa, una comedia de situación muy divertida.
Acaban de estrenar en Madrid ¿qué tal ha funcionado en otras ciudades?
Muy bien, sorprendentemente, porque una comedia siempre es como un salto al vacío y nunca sabes cómo vas a caer hasta que no sales al escenario y ves la reacción de la gente. Con FUGA, en cuanto el público entendió lo qué iba a ver, entró en la trama y no paró de reír hasta que se cerró el telón.
¿Qué ofrece el teatro que no dé el cine?
El teatro es el directo. Cuando al darle a una tecla del ordenador puedes ver una película gratis en tu casa, el cine empieza a parecerte caro y te vuelves reacio a ir. El teatro, sin embargo, sólo es accesible en directo, ni a través de un ordenador ni en un top manta, y eso hace que cada vez haya más obras de teatro. Curiosamente, el directo es una cualidad extraordinaria que, en el pasado obraba en contra del teatro, con las nuevas tecnologías, y que ahora, sin embargo, se nos pone bastante a favor.
La aparición de nuevas cadenas de televisión y de series de producción nacional para estas cadenas parece haberse convertido en una nueva vía laboral para los actores ¿es así?
Yo creo que sí; mucha gente reniega de la televisión, pero yo nunca podré hacerlo, porque me ha dado las cosas más grandes, “Media Naranja”, “Periodistas”, “Fuera de control”, “MIR”,… y otras tantas que me han aportado mucho. Es una forma muy diferente de trabajar, requiere muchas horas de disciplina y rapidez y, aunque no lo parezca, está muy cerca del teatro. Además, la televisión aporta caras al cartel, unas caras que, si te han gustado en sus papeles televisivos, te apetece ver en directo.
Hay una gran cantera de actores en televisión, y yo creo que los productores tienen la obligación de verlas para conocer el relevo generacional de actores que va sucediendo.
Imagínese de Alcaldesa en una ciudad o en un pueblo ¿Cómo sería ese municipio?
Lo primero que intentaría es que mi ciudad tuviera la mínima deuda posible, con responsabilidad; y poco más, porque no me veo de Alcaldesa; yo creo que ser cargo político sólo es divertido cuando lo haces en la televisión o en el teatro.
Amparo Larrañaga (Madrid, 1967), forma parte de la tercera generación de una familia de actores. Empezó su carrera con quince años y desde entonces ha abarcado todas las disciplinas, en especial el teatro y la televisión. Entre sus montajes teatrales más relevantes figuran Lázaro en el laberinto, de Buero Vallejo; “Los ochenta son nuestros”, de Ana Diosdado, “La habitación azul”, de David Hare, o “Las Amistades peligrosas”, de Christopher Hampton. Con la productora de su familia ha participado en obras como “Te quiero muñeca”, “Gorda”, “Misterioso asesinato en Manhattan”, “Arte” o “Un dios salvaje”. Su trayectoria televisiva está marcada por series como “Segunda enseñanza”, “Media naranja”, “Periodistas”, “Fuera de control” o “MIR”, entre otras. Ahora interpreta a Carmen, una vendedora a domicilio “que no es lo que parece”, en la obra Fuga, de Jordi Galcerán, recientemente estrenada en Madrid.
Amparo Larrañaga